El movimiento meditativo combina la conciencia de la respiración, movimientos fluidos y concentración mental. Para cumplir con las características asociadas con el movimiento meditativo, estos tres elementos deben exhibir ciertas cualidades:
Independientemente de la actividad específica, el practicante mantiene un patrón de respiración lenta y profunda.
La intensidad de la actividad física asociada con el movimiento meditativo varía de baja a moderada.
El movimiento meditativo se caracteriza por un intenso nivel de concentración mental.
El movimiento meditativo también puede denominarse meditación consciente. La meditación consciente lleva estas características un paso más allá. Extiende su aplicación a actividades generales, por ejemplo, caminar, lavar platos o trabajar en el jardín se pueden realizar de forma consciente cambiando la calidad de la atención, la respiración y el movimiento utilizados durante la actividad.
La mayoría de las personas asocian el movimiento meditativo con formas específicas de ejercicio basadas en la aplicación intencional de la conexión mente-cuerpo. Estos formatos de ejercicio populares incluyen yoga, tai chi, Qigong y Pilates.
Muchas personas practican Qigong, Tai Chi y otras formas de movimiento meditativo como parte de su régimen de ejercicio habitual. Usan su rutina mente-cuerpo de diversas maneras:
Antes de una actividad física más exigente, se puede aplicar el movimiento meditativo como un medio para estirar y calentar dinámicamente los músculos y las articulaciones, así como para enfocar la mente.
También se puede utilizar como método de enfriamiento prolongado para alargar y relajar los músculos después de una actividad física vigorosa.
La clave para integrar el movimiento meditativo en un régimen de ejercicio regular radica en la intención. El motivo por el que una persona realiza movimientos meditativos dicta cuándo lo hace y el tipo de movimiento meditativo seleccionado.
Es importante tener en cuenta que muchos tipos de movimientos meditativos actúan como regímenes de acondicionamiento físico con aspectos meditativos. Pilates funciona principalmente como una forma de ejercicio de rehabilitación, que requiere concentración mental para un desempeño adecuado.
Si bien el Qigong se centra principalmente en el funcionamiento interno de la mente y el espíritu, el estilo de Qigong practicado informa cuán exigente físicamente puede ser.
Cómo incorporar el movimiento meditativo
Cuando practique una forma de movimiento meditativo antes o después de otra actividad física, mida el nivel de intensidad de ambas. Si utiliza el movimiento meditativo para calentar, sígalo con un entrenamiento adecuado a su nivel y objetivos de condición física actuales.
Si el movimiento meditativo sigue a tu entrenamiento estándar, es posible que Power Yoga no sea la mejor opción a menos que estés excepcionalmente en forma. Una mejor opción podría ser una clase suave de yoga restaurativo después de su entrenamiento.
Si prefieres entrenamientos intensos, correr, campos de entrenamiento físico, levantamiento de pesas, entrenamiento en intervalos de alta intensidad, etc., podría ser mejor practicar alguna forma de movimiento meditativo en un día completamente diferente. Al integrar el movimiento meditativo en su régimen de entrenamiento de esta manera, actúa como una de sus técnicas de recuperación post-entrenamiento.
Como se mencionó anteriormente, la intensidad de su sesión de movimiento meditativo debe adaptarse al propósito previsto. Un programa de movimiento meditativo destinado a ayudar a la recuperación debe ser menos intenso que el entrenamiento anterior. Por ejemplo, una sesión de entrenamiento en intervalos de alta intensidad no debe ir seguida de una clase de Power Yoga al día siguiente. Una clase de Hatha Flow, Gentle Vinyasa o Yoga Restaurativo serviría mejor para el propósito de la recuperación muscular.
Sin limites
El movimiento meditativo no necesita limitarse a ciertos modos de ejercicio mente-cuerpo. Cualquier actividad de intensidad baja a moderada puede transformarse en movimiento meditativo incorporando las tres características del movimiento meditativo en la actividad.
Ralentizar y profundizar la respiración, realizar la actividad de manera controlada y atenta mientras se mantiene una conciencia consciente de la respiración y la acción transforma caminar, realizar las tareas del hogar o cepillarse los dientes en una forma de movimiento meditativo.
Si bien las actividades más mundanas pueden no proporcionar un entrenamiento físico notable, los beneficios fisiológicos intrínsecos y mentales, la claridad mental, la presión arterial más baja, la circulación mejorada y más, permanecen.
Además, si bien los beneficios físicos del ejercicio tradicional se encuentran en formas de ejercicio meditativo como el Tai Chi y el yoga, la perspicacia mental y emocional de estos no se obtiene a través del ejercicio tradicional, como correr, andar en bicicleta o entrenar con pesas. Esto es algo que debería ser un factor a la hora de planificar un régimen de ejercicios completo.
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