top of page
Buscar

Comprender el estrés y gestionarlo de forma eficaz



Durante muchos años, investigadores de todo el mundo han afirmado que los procesos mentales afectan la salud física. Los pensamientos y actitudes negativos pueden provocar sentimientos de tristeza: la cabeza se nos cae, los hombros se nos encorvan y la respiración se vuelve superficial. Se ha demostrado de forma concluyente que una mentalidad negativa desencadena una serie de respuestas fisiológicas diseñadas para hacernos sentir así.


Por el contrario, los pensamientos y actitudes positivos pueden mejorar nuestro estado de ánimo: mantenemos la cabeza alta, miramos hacia arriba, nos mantenemos erguidos y respiramos profundamente.


Por tanto, es evidente que nuestro estado mental influye directamente en nuestra condición física. Sin embargo, investigaciones recientes muestran que el cuerpo también puede influir en la mente. La forma en que nos comportamos, caminamos, hablamos y presentamos nuestra forma física puede influir significativamente en nuestra mentalidad. Estar de pie, con el pecho hacia afuera y respirando profundamente, suele proyectar una actitud positiva. Por el contrario, los hombros caídos y la espalda encorvada pueden indicar una fase más negativa.


Una implicación intrigante y potencialmente poderosa de esto es que podemos controlar nuestras emociones a través de nuestras acciones físicas y nuestra postura. Por lo tanto, para sentirnos bien o positivos, simplemente necesitamos ajustar nuestra postura corporal. Si bien pueden existir variaciones individuales, los elementos clave de una mentalidad positiva generalmente permanecen constantes: cabeza erguida, hombros hacia atrás, respiración profunda, pecho hacia afuera y, lo más importante, una SONRISA. Como dice Anthony Robbins, "el movimiento crea emoción". Nuestros movimientos pueden alterar nuestros pensamientos, sentimientos y comportamientos. Incluso el más mínimo movimiento de los músculos faciales o un entrenamiento intenso pueden influir en nuestras emociones.


El simple acto de sonreír puede mejorar significativamente su estado emocional. Amplias investigaciones indican que sonreír desencadena reacciones biológicas que afectan a todo el cuerpo. Estimula el corazón y los pulmones, aumenta el flujo de sangre y oxígeno al cerebro y ayuda a los órganos excretores del cuerpo a funcionar de manera más efectiva, eliminando toxinas dañinas. Piense en cómo una acción tan simple puede tener efectos profundos; muchos médicos creen que solo quince minutos de risa suave cada día pueden extender su esperanza de vida entre 5 y 10 años.


En última instancia, nada ocurre por casualidad. Hemos sido creados con un propósito científico. Cada gesto y movimiento cumple una función: algunos nos hacen sentirnos miserables, dudar de nosotros mismos y lamentarnos por nuestras circunstancias, mientras que otros fomentan la positividad, el optimismo y el entusiasmo por la vida. Es esencial elegir las emociones que deseamos cultivar.

 
 
 

Comments


bottom of page